En 1993 Elisa Gálvez y Juan Úbeda crean El Canto de la Cabra en Madrid.
El proyecto englobaba la producción y la creación escénica y la dirección de dos espacios. Uno, de tamaño reducido, para unos sesenta espectadores, de actividad anual, y otro, algo más grande, durante los meses de verano, en la plaza sin nombre contigua a la Sala, con un olivo en el medio, al aire libre, en pleno centro de la ciudad.
Entre 1993 y 2001 Elisa y Juan trabajan con Federico del Barrio: Viaje al Tártaro, Caín o ¿Qué? Nada, con textos de Samuel Beckett y Thomas Bernhard, y comparten proyecto con Marie Lourties, Miguel Ponce, Raúl, Daniel Lambertini, Rodolfo Cortizo, Fernando Renjifo, Alberto Núñez, Pedro Fresneda, Maral Kekejian, Getsemaní de San Marcos… entre otros.
En 2004 estrenan Los días que todo va bien, su primer trabajo creado desde la escena con autoría propia. Tres años después, en 2007, vendría Trece años sin aceitunas con la iluminación de Carlos Marquerie. Los textos de estas obras así como los de las siguientes han sido publicados en la colección Pliegos de Teatro y Danza. Ed. Aflera Producciones.
De 1993 a 2008 son muchos los creadores, compañías, técnicos, periodistas, teóricos y espectadores que apoyaron, colaboraron y compartieron con El Canto de la Cabra una escena que cuestionaba límites y convenciones de lo establecido y que se cuestionaba a sí misma para seguir creciendo. Una escena que en todos esos años, en Madrid, estaba incomprensiblemente desaparecida y vetada en casi la totalidad de los teatros, públicos y privados.
En enero de 2009 El Canto de la Cabra cierra el proyecto en Madrid y se traslada a un pequeño pueblo de Ávila, donde continúa con su trabajo creativo:
“Tierra pisada, por donde se anda, camino” (2011)
“El quinto invierno” (2014)
“Gota a Gota” (2019)